Las compras por Internet están en auge, en casa o en la oficina vemos pasar cantidad de mensajeros y transportistas llevando paquetes. Y esos paquetes son de cartón, en España es sector del empaquetado de papel es el más grande y representa un 65% de los envases reciclados. El comercio electrónico es indirectamente un gran impulsor del reciclaje de papel.
Ante la creciente necesidad de papel, el reciclaje no será suficiente, por ello es necesario más y más celulosa. Al pensar en celulosa siempre nos viene a la cabeza los bosques, amplios espacios verdes devorados por el hombre en busca de recursos naturales, la madera, un recurso básico desde los inicios de los tiempos (armas, construcción, rueda… miles de artilugios hechos con madera). Las novedades también llegan, incluso en un sector tan clásico: los excrementos de animales para fabricar papel.
La idea le surgió al profesor universitario Alexander Bismarck, todos los animales que pastan sus excrementos están compuestos por materia vegetal, en consecuencia, contiene celulosa. Dependiendo del animal, hasta un 40% de sus excrementos son celulosa y los de elefante son excelentes para este propósito.
Después de purificar la celulosa no es necesario utilizar mucha energía para convertirla en nano fibras para hacer papel, mientras que la madera requiere un proceso más elaborado y con un coste energético mucho mayor. El material resultante tiene las mismas propiedades tanto en madera y en excrementos.
En regiones donde no abundan los árboles o con muchas granjas de animales con abundante estiércol, son ideales para generar papel de manera económica y respetuosa con el medio ambiente. Además, se necesita menos energía y tratamientos químicos para lograr fabricar papel.
Una manera alternativa para entender la economía circular.
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