En los últimos años el boom de la comida preparada ha sido un no parar y nada hace pensar que acabe, la velocidad de la vida moderna quita tiempo a la cocina. Todos cubrimos nuestras necesidades esenciales como la comida, aunque nos falte tiempo no quiere decir que no comamos, pero sí que optamos por comprar la comida precocinada. La mayoría de esta comida para llevarla la entregan en recipientes y envases que tienen un elevado coste ambiental, solo en Europa se utilizan anualmente más de 2.000 millones de envases, pero ¿qué impacto ambiental real tienen?
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Para conocer el impacto ambiental de estos envases se ha realizado un exhaustivo estudio en la Universidad de Manchester. Los envases que se han analizado son los de aluminio, polipropileno y poliestireno; estos se han comparado con los envases reutilizables como los tápers. Para el estudio se analizó el impacto ambiental desde su fabricación, uso y la gestión final del reciclaje del mismo.
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De los envases desechables el que obtuvo mejores resultados fue el poliestireno, ya que su huella de carbono es un 50% inferior que el aluminio y tres veces menos que el plástico. El resultado se explica porque en su proceso de fabricación se consumen menos materiales y en consecuencia menos energía en el proceso de producción. Sin embargo, estos envases no se reciclan a gran escala, esto perjudica su idoneidad.
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La Unión Europea en su política de reciclaje para el año 2025 se estima que reciclando la mitad de los envases se logaría reducir una tercera parte las emisiones de carbono, lo que equivaldría a 61.700 toneladas de CO2 al año.
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Dentro de los envases reutilizables el estudio destaca que el táper es la mejor opción, ya que si se utiliza un mínimo de 18 veces tiene una huella de carbono inferior a la del poliestireno; teniendo en cuenta el agua y el jabón para su limpieza. Por ello remarca que los consumidores tienen la llave del impacto ambiental, pues cuantas más veces los reutilizamos, menor será su impacto y más se alargará su vida útil.
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