Cuando hablamos de eficiencia energética en el hogar solemos pensar en unas buenas ventanas aislantes, sistema de calefacción/aire acondicionado, electrodomésticos de bajo consumo, placas solares… incluso el cemento, pero pocas veces pensamos en un elemento tan básico como los propios ladrillos.
En Sudáfrica, investigadores de la Universidad de Ciudad del Cabo han desarrollado un ladrillo, un bio ladrillo producido a partir de orina humana como elemento principal. Para lograrlo se utiliza un sistema parecido al de las conchas marinas. El nombre técnico es la precipitación de carbonato microbiano. Lo importante es que han logrado crear un ladrillo convencional que cumple con los estándares para ser utilizado en la construcción.
A nivel ambiental también son un avance y una mejora respecto a los ladrillos tradicionales pues no precisa de horneado, se fabrican en moldes a temperatura ambiente. Un ladrillo convencional necesita hornearse a más de 1000ºC. Además, para su elaboración se generan dos residuos: nitrógeno y potasio, ambos son importantes fertilizantes que se pueden comercializar.
La orina representa menos del 1% del agua residual doméstica, pero es la única que contiene grandes cantidades de nitrógeno, potasio y fósforo. Éste último, se puede convertir en fertilizante agrícola, un elemento que poco a poco empieza a escasear en la naturaleza.
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